Generalmente, la meditación es una actividad solitaria. Meditamos en la intimidad de nuestras casas, a la hora que más nos acomoda, en el lugar que elegimos. Lo único que necesitamos es el espacio adecuado, la tranquilidad, y la constancia para establecer nuestra práctica y hacer de ella un hábito.
Pero cuando meditamos en grupo, en comunidad con personas que siguen el camino del autoconocimiento y del crecimiento a través de la meditación, se genera una energía de conexión que podemos sentir y que nos invita a continuar en este camino, aunque sea un grupo que se esté juntando a meditar a través de internet.
La palabra en sánscrito Sangha significa comunidad, y originalmente se refería a grupos de monjes o monjas que se ayudaban y apoyaban mutuamente. Hoy en día, existen Sanghas en todas partes. Son comunidades de personas que se juntan a meditar, ya sea con una estructura determinada, tal vez con un maestro que la guía, o simplemente compartiendo el espacio físico como también, y hoy en día especialmente, el espacio virtual.
En palabras de Thich Nhat Hanh
“Sostenido por el cuerpo de la Sangha,
Mi práctica fluye sin esfuerzo
Permitiéndome realizar mi profunda determinación
De amar y comprender a todos los seres.”
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