Las palabras tienen poder. Esto se ha podido demostrar mediante técnicas de neuroimagen en que se comprueba que no es necesario que se nos presente el estímulo real al que reaccionamos con miedo; basta con nombrarlo y se activan las redes neuronales correspondientes. Las palabras tienen el poder de activar estos centros emocionales.
Las conversaciones que mantenemos diariamente afectan a nuestro sentir y nuestro actuar.
Sin embargo, constantemente nos agredimos con las palabras y nos comunicamos con inconsciencia. Y no solamente eso: también ocupamos lenguaje violento en nuestros pensamientos.
Nuestro lenguaje es reflejo de las creencias de nuestro inconsciente, y, si le prestamos atención, podemos descubrirlas y cuestionarlas para evolucionar hacia nuevos niveles de consciencia.
Como dice Miguel Ruiz, autor de “Los Cuatro Acuerdos Toltecas”: las palabras “son pura magia”. Según cómo las utilicemos son como “magia blanca o magia negra”. Son tan poderosas que una sola palabra puede cambiar una vida o destruir millones de personas.
Lo importante es utilizar palabras con intención, integridad y amor para hablar de nosotros mismos y de los demás. Las palabras crean la atmósfera en que vivimos, influyen en lo que pensamos y sentimos, y en cómo se sienten los que nos rodean.
Se trata de decir solamente lo que queramos decir, utilizar el poder de la palabra para avanzar en la dirección de la verdad y el amor, soltando prejuicios, suposiciones, y el ansia de tener la razón.
Algunos de los errores que cometemos frecuentemente al hablar:
Hablar sin haber escuchado: no tomarnos el tiempo necesario para escuchar con atención
Hablar para herir o criticar al otro: no aporta elementos conscientes a nuestras relaciones ni a nuestra vida
Hablar con ira: perdemos el control, decimos cosas y después nos arrepentimos
Hablar demasiado
Hablar para tener razón: conversaciones que merecen la pena es donde aprendemos y expresamos lo mejor de nosotros mismos
El tono de voz
El tono de voz es de vital importancia al momento de comunicarnos, porque expresa el estado emocional de quien habla.
Es reconocido por el hemisferio derecho del cerebro, mientras que el significado de las palabras es reconocido por el hemisferio izquierdo. Y el hemisferio derecho registra el tono de voz mucho más rápido que el hemisferio izquierdo registra el significado de las palabras. Por lo tanto, el tono de voz con el que decimos las cosas puede tener mucho más impacto que las palabras mismas que usamos.
La comunicación nos aleja:
Cuando nos herimos o herimos a los demás
Cuando emitimos juicios moralistas
Cuando comparamos y bloqueamos la compasión
Cuando no somos conscientes de nuestra responsabilidad con respecto a todo lo que pensamos, sentimos y hacemos
Cuando comunicamos nuestros deseos en forma de exigencias
La comunicación nos acerca:
Cuando abrimos para ella un espacio seguro
Cuando el silencio y la pausa forman parte de ella: se dice aquello que quiere ser dicho
Cuando cada uno habla desde el “yo”: implica responsabilizarnos de lo que decimos
Cuando nos comunicamos desde el corazón: escuchar al corazón antes de hablar
Cuando preguntamos para clarificar, no para manipular
Cuando respondemos en vez de contestar
La próxima vez que estés hablando con alguien, antes de contestar, haz una pausa interna y pregúntate: “¿Qué quiere ser dicho en este momento?” Luego permite que las palabras fluyan desde tu corazón.
Felicitaciones Andrea,propones un cambio maravilloso en tu página web.Éxito en la entrega a cada una de las personas que inicien este nuevo camino de aprender a ser "humano" como fue en un principio...